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LOS PERIODISTAS Y LOS PSICOLOGOS...

Publicado: 2010-09-08

Lo confieso, el domingo me sentí quebrar cuando fui a la morgue de Lima. Fui allí buscando a los familiares de la bebé que falleció por caerse de la cama mientras gateaba y fue ahí, por testimonio de uno de los tíos que me enteré que se trataba de una verdadera tragedia familiar, había fallecido también la abuelita al enterarse de la muerte de su nieta.

Toda una desgracia, una fatalidad, un ensañamiento del destino para un hombre que perdió en un mismo día y lugar, a su única hija y a su madre. Cuando me tocó conversar con este hombre, simplemente se quebró y yo sentí hacerlo con él, su voz empezó a sollozar y a cortarse en medio de su llanto desolador. Por un momento me puse en su lugar y sentí en ese momento todo su dolor, le puse mi mamo en la espalda como quien intenta consolarlo, aunque sabía que nada podía aliviarlo.

Realmente me conmovió, me tocó este caso, mas aun el testimonio de este hombre, por eso me quedé triste todo el domingo. Me puse a reflexionar sobre los cuidados de los bebés, me puse a pensar sobre lo terrible que es ser testigo de la desgracia ajena, sin embargo entendí también que contar casos como éste, narrar estas tragedias puede servir para evitar que estas historias se repitan. Si una madre primeriza, si una joven toma mas cuidado con su bebé, no lo deja solo en la cama, le pone almohadas o algo en el piso para evitar que se caiga o que si lo hace se lastime gravemente, me daré por bien servida, es decir valdrá la pena mi trabajo. Y es por eso que decidí narrar esa historia con permiso de la familia.

Ellos también pese a su dolor, aceptaron ser grabados para evitar que la inexperiencia una vez mas juegue en contra de otra vida humana, pues si la madre de 19 años hubiese auxiliado a su bebé llevándolo al hospital apenas cayó, en vez de darle de lactar y dejarlo dormir, no hubiese muerto. Es por eso, por casos como éste, que te tienen pensando todo un día, que te dejan triste y te conmocionan, que te dejan huella, que recordé lo que alguna vez me dijo un médico emergencista, que los periodistas al igual que los médicos deberíamos ir al psicólogo cada cierto tiempo, para aprender a superar las muertes que vemos.

Los médicos que trabajan en emergencia se cargan de la energía negativa y triste, del stress del familiar que está en todo momento angustiado, preguntándoles por la situación o la gravedad de su ser querido. Si lo salva, el médico es un héroe, sino, es un negligente o no se pudo hacer nada. A diario, los médicos ven familias llorar, tienen que dar malas noticias o diagnósticos, deben anunciar la muerte de alguien, peor aún ven morir en sus manos a esa gente, por eso necesitan descargarse de todo eso yendo a terapia. Me parece honesto y sano hacerlo, es por eso que creo que los periodistas deberíamos hacer lo mismo.

Recuerdo que hace 2 años cuando acababa de regresar de mi licencia post maternidad y mi hija tenía apenas 3 meses de nacida, me tocó cubrir el atropello de un niño de 13 años. El accidente me chocó tanto que no pude dormir una semana, soñaba con el niño y con su mamá. En un momento de la entrevista, simplemente mis ojos se aguaron pero los disimulé con mis lentes... Y como no sentirme triste, si la señora me narraba indignada como intentaron ponerle precio a la vida de su hijo. La mujer que lo había atropellado quiso darle dinero a cambio de retirar la denuncia. La señora, pobre pero digna, obviamente no aceptó. Finalmente, la negligente mujer al volante fue presa unos meses.

Entonces medito una vez mas en lo que me dijo ese médico emergencista, si los periodistas cubrimos muertes, atropellos, accidentes, suicidios, homicidios, parricidios y una serie de fatalidades, deberíamos también ir a un psicólogo para descargar esa energía negativa, para hacer catarsis de eso que a veces nos entristece. Yo por lo menos escribiendo este blog hago catarsis con lo que no puedo contar en la tele, pero siento que el conversar con un doctor quizás me podría ayudar mas, y descargar esa tristeza, dolor y mala energía que cargamos en cada comisión, para no arrastrarla a casa.

Pero nos atreveremos a ir a un psicólogo?? esa es mi duda, si vivimos en una sociedad que le tiene miedo porque cree que ir significa estar loco. Recuerdo que hace poco la mamá de un compañerito de mi hija pegó el grito al cielo en el nido cuando le recomendaron que lleve a su hijo de 2 años al psicólogo, porque le había mordido la nariz a mi hija. Si con esa agravante, la mujer no lo llevó, nos atreveremos los periodistas a visitar uno??? Me aqueja una vez mas la duda.

Creo que hay muchos prejuicios pero que sería sano hacerlo. Por ejemplo, en USA la gente tiene por costumbre ir a un psicoanalista o psiquiatra, pagar una hora a la semana para contar sus problemas, mientras que aquí en el Perú le tenemos fobia a cuidar nuestra salud mental. Ahora también es cierto, que en USA hay crímenes y asesinatos en serie pese a todo ello, pero por lo menos intentan remediar o sanar, cuidar la salud mental.

Creo además, que no solo el psicólogo puede servir a quienes cubrimos policiales, también a quienes realizan la cobertura política, para aliviarse de tanta mentira, debate y pelea entre quienes deberían ser probos y no lo son. Pienso que también les sería útil a ciertos conductores, para que aprendan a pisar tierra, no anden por las nubes y no empiecen a cultivar su alter ego. Quizás si Ortiz hubiese ido a uno, no se hubiese autodestruido con una nota tonta que solo hizo mostrar su lado negro, la envidia, y que terminó po expectorarlo de la tele, cuando es un buen escritor y periodista cuando deja del lado su obsesivo lado personal.

En fin, creo que sería bueno analizar este punto de vista, aun no he ido a un psicólogo a hablarle de mi trabajo, pero creo que pronto lo haré. Es cierto, con los años he aprendido a ser fría, tanto que a veces pueda contar en casa un accidente o una tragedia como quien narra un cuento mas. Sin embargo, hay casos que marcan, una no se puede poner a llorar en cada comisión porque si no no estaría preparada para la chamba, pero lo cierto es que hay casos que te tocan y mucho mas cuando eres mamá. Esa sensibilidad es la que te hace indignarte aun mas cuando a una niña como Romina le destrozan la vida con un disparo que la postró de por vida en una cama. Un fotógrafo por eso cuando la Dirincri trasladó al autor del disparo, lo pateó. Y claro, entiendo su reacción aunque no la justifico. La violencia no se soluciona con violencia. Por eso creo que deberíamos en algún momento conversar con alguien de este tema.

Si los sacerdotes se escuchan entre ellos, si los médicos van a un psicólogo, los periodistas deberíamos tener a alguien que nos ayude a descargar tristeza, y a liberar tensiones... Recuerdo que hace unos años, toda una semana me tocó cubrir accidentes interprovinciales, era horrible, cada día había uno peor y mas muertos. A la semana siguiente me tocaban vacaciones y me moría de miedo de viajar, compré mi pasaje en la empresa de bus mas segura o prestigiosa, y que creen? nos accidentamos, casi nos morimos todos porque medio bus quedó al borde del precipicio a punto de caer al río en la carretera Central. Habíamos pasado la Oroya. Felizmente nada pasó, solo fue un susto, pero eso me confirmó como a veces el miedo nos arrastra y el destino se ensaña y nos da una lección. En fin, estamos para debatir, así que les pregunto una vez mas, qué piensan? Deberíamos ir a un psicólogo, o cómo deberíamos descargarnos los periodistas de todo eso que cubrimos?


Escrito por

crisanris

Periodista, comunicadora digital, tuitera, bloguera y mamá. Trabajé en TV 12 años pero no perdí mi independencia ni la sinceridad


Publicado en

TINTA ROJA

el detrás de cámara de una reportera